El porqué de las pseudociencias - Radiografía de la Conspiranoia

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dimarts, 20 de juliol del 2021

El porqué de las pseudociencias

 

Eclipse Solar


Considerar a los productos homeopáticos dentro de la categoría de medicamentos, implica que a diferencia del resto de medicamentos, los homeopáticos solo tienen que justificar su calidad y seguridad y no su eficacia. Esto sucede en buena parte de una Europa que observa impasible el crecimiento de una industria millonaria, que a diferencia de la farmacológica no se enfrenta a leyes de control aparentemente draconianas, destinadas a asegurar la buena salud de sus consumidores, ya que los productos homeopáticos a examen, no superan el efecto placebo en cuanto a eficacia, y no entrañan ningún peligro debido a sus elevadas disoluciones, es decir, son inútiles.


El Instituto Nacional de Estadíastica, halló en 2013, un aumento en el uso de técnicas pseudocientíficas. Así, por ejemplo, las fumadoras que han recurrido a algún tratamiento para dejar de fumar lo han hecho prácticamente en la misma medida a medicamentos recetados por el médico que a acupuntura, homeopatía e hipnosis, creyendo que estos últimos eran tan eficaces como los primeros.


Las pseudociencias ofrecen la falsa esperanza de que cualquier situación o problema, tiene por contrapartida una solución relativamente simple, ya que los mecanismos que rigen estas terapias y sistemas, se muestran mucho más simples que las ofrecidas por la ciencia. Y esto en buena parte se debe a que la ciencia da respuesta a fenómenos que suceden en la naturaleza, y esta es de una altísima complejidad. Las pseudociencias dan respuesta a fenómenos imaginarios, y lo hacen con métodos que se basan en fundamentos y modelos también imaginarios. Son un falso consuelo al que la gente se agarra en situaciones de necesidad. La ciencia, en cambio, no puede ofrecer falsas soluciones de las que no se pueda demostrar su efectividad, y esto aumenta considerablemente su complejidad.

 

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Su propósito no es contribuir a incrementar el acervo cognitivo de la humanidad sino vender su producto, y con alguna frecuencia lo logran. También son pseudociencia las investigaciones bien intencionadas pero con defectos metodológicos, como son algunas tesis o trabajos realizados con una metodología deficiente que usan una mala metodología por ejemplo. La literatura está llena de pseudociencia y no todos los lectores poseen la capacidad de discernirla, de tal manera que muchas prácticas comunes adoptadas por la profesión están afectadas por este fenómeno.


Vivimos en una sociedad cuyas creencias están inmersas en una gran transformación, y en consecuencia ya no sabe en qué creer y exige y busca conceptos nuevos donde depositar su confianza. En este caso, para muchos es más fácil creer en teorías que hacen que el mundo real y cotidiano sea más fácil antes que aceptar la realidad en toda su complejidad.


Podríamos decir que los malos investigadores científicos, aquellos que cometen errores de metodología por ejemplo, son los que hacen pseudociencia y sería suficiente encontrar rasgos pseudocientíficos en los estudios para reconocerlos, pero también en la ciencia que podemos considerar más rigurosa hay falsos científicos.


Existe una amplia gama dentro del espectro de las disciplinas pseudocientíficas, cualquiera puede acabar cayendo en estas en un determinado momento de su vida, sea cual sea su nivel educativo o estatus social. Mucho más en situaciones de especial vulnerabilidad como es el caso de aquellos que se enfrentan a una enfermedad.


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Las constante alimentación del aparato científico es total y absolutamente indiscutible, sin embargo entraña peligros obvios que no deben ser desdeñados. El control del dinero que alimenta los estudios o los proyectos es una de tantas dificultades, insisto en que la ciencia debe ser promovida y estimulada.


Ser investigador científico reviste de cierto empaque social, permite el acceso a ciertas élites y no rara vez significa un interesante ingreso económico. Lograr ser reconocido como investigador científico es el resultado de un largo e intenso esfuerzo, de mucha disciplina, de una formación académica sólida, de superar una serie de trabas, además de la necesidad de someterse a las decisiones de observadores, como las revistas científicas por ejemplo, una y otra vez, con pruebas, datos y argumentos sólidos y convincentes.


Toda pseudociencia se basa en una palabrería emocional de carácter espiritual que se ve retroalimentada a través de una demanda.


Pero en ciertas circunstancias, existen otros caminos para acceder a este colectivo, si bien hay que caminar por la cuerda floja, no es ajeno a la publicación científica el que un corrector de gramática acepte ser incluido entre los autores, o por aportar algunos pacientes para el estudio a cambio de lo mismo, o porque se ostenta un cargo relevante del servicio clínico o del hospital. También se puede alcanzar este estado al proporcionar cierta información para uno de los muchos estudios multicéntricos que ciertas farmacéuticas llevan a cabo con fines publicitarios, o al someterse acríticamente a instrucciones provenientes de una central en el extranjero, sin necesidad de tener una participación intelectual.


También se puede uno sentir investigador cuando publica sólo reflexiones o análisis sin verdaderas aportaciones, y este es precisamente mi caso, lo que publico aquí es gracias a los verdaderos investigadores y a su enorme esfuerzo, y bajo ningún concepto quisiera que se confundiera nadie pensando que yo realizo algún tipo de investigación, y mucho menos científica. No se trata de los escritos reflexivos que evidentemente pueden llegar en ciertos casos a influir positivamente en el conocimiento, pero no pueden calificarse como investigación científica. Es decir el divulgador científico, no es un científico, no es un investigador, su trabajo, si está bien hecho, es muy importante, pero no es un científico, y menos si carece de la formación necesaria para serlo.


El mayor inconveniente no es el engaño a los cuerpos colegiados ni a las instituciones financieras de la ciencia, sino que los lectores médicos tomen por ciertas las conclusiones y procedan en consecuencia con sus pacientes. Desde los fenómenos paranormales a las pseudoterapias sin fundamento científico, pasando por las escuelas de pensamiento que prometen soluciones ante males de todo tipo y todo tipo de conspiranoias, el parloteo pseudocientífico termina por cubrir un gran territorio de opciones. Unas propuestas que pueden ser más o menos inofensivas hasta que se entrometen en el ámbito de la salud.


Estas creencias y productos, ya sea la astrología, la ufología, el creacionismo aparentemente científico que se conoce como (DI) o diseño inteligente, diversas terapias, e incluso dietas, ya han sido denunciados en diferentes ocasiones, poniendo una señal de alarma sobre un tema que pasaba totalmente desapercibido. Otras, aparentan el uso de metodología científica, como la telepatía, o la telequinesia, o por su prestigio académico y político, como la economía neoclásica, que es ampliamente cuestionada por los propios estudiantes a nivel mundial, son menos criticados, porque como señala Bunge (1985), las pseudociencias o son muy rentables, o refuerzan el status quo ideológico.

 

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Otra característica en las pseudociencias, es que no han sido demostradas empíricamente, y por tanto deben usar diversas herramientas tanto en su forma como en su parafernalia, para darse respetabilidad y credibilidad. Así, una de las herramientas más usadas es la de usar apelativos que son muy bien ponderados a nivel social, por ejemplo la medicina científica no necesita adjetivos, en el momento en que se usan palabras como, alternativa, holística, natural, tradicional, energética, biológica, etc … estamos ante pseudoterapias que nunca han podido demostrar que sirvan para otra cosa que para llenar las arcas de los presuntos charlatanes y chorizos que las ofertan. Lo terrible son las consecuencias de la pseudociencia para quienes practican la medicina y sobre todo para los pacientes.


Las pseudociencias pueden resumirse en un conjunto de creencias que se presentan a la ciudadanía como si tuvieran un aval científico y efectos demostrables basados en métodos científicos. Muchas mentiras y recomendaciones inútiles o dañinas se han perpetuado a lo largo de los años por la falta de rigor en la generación del conocimiento.


Un ejemplo son los movimientos anti vacunas. En países donde se había erradicado muchas enfermedades, gracias a los programas estatales de vacunación, debido a la difusión de falsas noticias y de engaño, estos movimientos pseudocientíficos han conseguido que muchos ciudadanos no vacunen a sus hijos. Por ello, en Europa actualmente se documenta un rebrote significativo del sarampión, enfermedad que ya había sido erradicada.


Es alarmante que viviendo en sociedades altamente tecnológicas, la población en general tenga un conocimiento tal deficiente en cuanto a ciencia y tecnología, provocando que un gran número de personas con una formación deficiente, usen mucha tecnología con una concepción casi mágica de la misma. Esto no quiere decir que personas con estudios y formación, sean ajenas a las creencias y a confiar en la efectividad de las pseudociencias.


Pero más peligroso aún es que estas creencias se conviertan en políticas de estado, avaladas e introducidas por temas políticos en programas educativos, ya sea en institutos como en universidades, y es que el dinero que mueven las empresas que producen productos pseudocientíficos es enorme, y el poder que tienen sobre ciertas instituciones también lo es, amén de que cualquier grupo político busca votos, y si estos están en una población que defiende ciertas creencias, se reflejará tarde o temprano en su actitud a la hora de defenderlas.


La creencia en pseudociencias no solo se justifica por los sesgos cognitivos o la comodidad de su práctica, la desesperación que sufren algunas personas, que no ven salida o cura para su enfermedad o para la de la de algún familiar, les empuja a que acudan a aparentes soluciones alternativas.


Las consecuencias son el empeoramiento del paciente a consecuencia de la iatrogenia y en muchos casos la ruina económica ya que, y este es otro tema, las pseudociencias son muy, pero que muy caras. Lo que buscan las falsas ciencias en definitiva, es un público sumido en la angustia y que haya llegado a un estado emocional tan oscuro, que esté dispuesto a asumir cualquier extravagancia.

 

 

 

 

 

Escucha el  podcast de la serie Pseudociencias, temporada 1, capítulo 3. "Infoxicación, información y criterio":

 

Este es un podcast de Cesc Fortuny i Fabré, de divulgación académica y científica sobre las teorías de la conspiración, así como sectas, estafas y pseudociencias. También brinda información sobre ingeniería social, y como protegerse de ella.

Este capítulo trata sobre la gran cantidad de información que ponen a nuestro alcance las redes sociales e Internet en general, y el criterio necesario para discernir sobre ella, perteneciente a la serie dedicada a las pseudociencias.

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