Varias apreciaciones en torno a las teorías conspirativas: conclusiones sobre las conspiranoias

 

 

Pretendo expresar aquí algunas conclusiones y reflexiones sobre las teorías de la conspiración, a raíz de los artículos que ya llevo publicados en el blog. Conspiranoia es un amplio concepto de muy difícil enmarcado, pero que parece obedecer a unos cuantos puntos que son comunes a todas las ideas que pueden ser cobijadas bajo esta denominación.

Si bien como decía al principio de esta serie, teoría de la conspiración es un término más aceptado académicamente, conspiranoia encierra la clave de uno de esos puntos comunes de los que hablo.

Todas estas ideas se sustentan sobre dos pilares, dos conceptos bastante bien definidos, un delirio, o para ser mas exacto un discurso delirante, y una idea paranoica. No se trata aquí de decidir si estos dos puntos son usados de forma consciente, o si aparecen de manera espontánea.

Parece, eso sí, que el discurso delirante termina manifestando la paranoia a modo de justificación. En el caso del terrapalnismo, parece obvio. El discurso nace de la revelación de una verdad tras la lectura de la Biblia, y con los años, para justificarse, debe elaborar una trama de persecución y ocultación de la “verdad” revelada.

Hay que tener en cuenta que estoy utilizando la palabra delirio desde una perspectiva un tanto coloquial, pero sin perder de vista que es un síntoma que le es propio a la psicosis, y esta, quizás resumiendo en exceso, es una pérdida de contacto con la realidad. En este contexto, la idea delirante es firmemente sostenida, a pesar de que se hace con fundamentos ilógicos, no hay manera de corregirla o de que el individuo cambie de opinión, aunque la experiencia le diga lo contrario, o se demuestre que es imposible, y suelen ser inadecuadas en el contexto cultural de quien las sostiene. Con todo ello en mente y si pensamos en las teorías de la conspiración, veremos similitudes claras entre el delirio y la conspiranoia.

 

 

 

En el caso de la paranoia, estaríamos hablando del trastorno delirante de tipo persecutorio, que se caracteriza en que la persona está siendo tratada con mala intención: perseguida, controlada, envenenada, espiada, etc. En el discurso conspiaroanoico, esto se ve reflejado en la ocultación de la verdad por parte de diferentes entidades. La NASA, los gobiernos, la OMS, la industria farmacéutica, etc. así como la ocultación de que ciertos fármacos o terapias funcionarían para algunas enfermedades o afecciones, que los gobiernos ya poseerían ciertas tecnologías avanzadas, sobretodo militares, el supuesto asesinato de personajes famosos a manos de instituciones con poder o de gobiernos, o que ciertos fármacos incluidas las vacunas provocarían efectos muy peligrosos que no justificarían los beneficios que pudieran aportar, etc.

A pesar de que en otros países ya eran bien conocidas, en España, la aparición de las sectas destructivas se produjo aproximadamente alrededor de los años 70 del siglo XX. Se trata de grupos que se presentan como asociaciones que aparentemente se ocupan de temas culturales, políticos, religiosos o incluso de tratamiento frente a enfermedades o problemas sociales. Usan técnicas de influencia social, métodos de seducción y cuentan con líderes. También poseen un discurso delirante en el que intervienen temas diversos como, desastres naturales, de guerra o terrorismo, para reafirmar el fin apocalíptico del mundo y su falsedad, muchas veces también con ánimo de lucro. Otros de los peligros de las sectas son el aislamiento social, y la anulación del pensamiento crítico. Como ejemplo de todo esto, citaré aquí al grupo esotérico La Orden del Templo Solar que en 1994 protagonizó varios suicidios en Suiza y Francia. Todos los participantes eran seguidores del homeópata europeo Luc Jouret, nacido en el Congo Belga, y que fue líder de un grupo religioso en Suiza, co-fundó el PartiCommunautaire National-Européen con Jean Thiriart, siendo miembro destacado del grupo neonazi Jeune Europe. Cuarenta y ocho personas murieron en el primero de los sucesos y otros más posteriormente.

Por todo ello, es necesario constatar que en las sectas destructivas, también encontramos discursos delirantes y paranoia, y se suscitan preguntas en sentido contrario, ¿cuales son las características de las sectas peligrosas que podemos encontrar en la conspiranoia?, ¿acaso no estamos hablando de caras de una misma moneda?.

 

 

En cuanto a las personas que creen en las conspiranoias, los que de manera coloquial se denominan conspiranoicos, y a tenor de experiencias que cualquiera puede tener en innumerables foros, chats y espacios diversos en la red, me atrevo a aventurar tres grandes tipos. El primero sería el que es consciente de que su discurso es una majadería, y por tanto es un estafador. Lo hace por dinero, por poder, por notoriedad etc., es inteligente y no siente ninguna empatía por las personas a las que engaña, puede vender libros, cobrar por sus conferencias o enseñanzas, ofrecer algún producto que va a salvar al que crea en ello de algún mal que alguna institución quiere silenciar. El segundo sería un creyente, alguien convencido de su delirio que termina comportándose como el primero, ya que detrás puede tener a una persona que cumple con el primer estereotipo y que se aprovecha de su creencia para manipular a otros. Y el tercero es también un creyente pero que se deja llevar por el grupo, que no aporta ninguna idea nueva y que acepta las que se van imponiendo mayoritariamente sobre el delirio en cuestión. Estos tres tipos se intercambian y se entremezclan en lo que no les es contradictorio, por ejemplo, el manipulador puede ser creyente de otras ideas, es decir aunque miente, puede creer en mentiras de otro.

Otro fenómeno relacionado con la conspiranoia que me gustaría presentar en estas conclusiones, es el de que las ideas conspiranoicas, por muy delirantes que sean, terminan siendo una realidad. Quizás no en el sentido en el que los conspiranoicos pretenden, pero sí en la misma línea en que lo hace la hiperstición. Este es un concepto acuñado por Nick Land y la Cybernetic Culture Research Unit (CCRU), y se refiere a una idea que provoca su propia realidad, una ficción que crea el futuro que predice. El escritor de terror y ciencia ficción experimental, Francisco J-Pérez tiene una conferencia en youtube que indaga en profundidad en el concepto hiperstición, y que recomiendo mucho para entender mejor la relación con todo lo expuesto aquí.

 

 

 

 

El discurso delirante de la conspiranoia, tiene la particularidad de incluir la profecía auto cumplida, un término que acuñó el sociólogo estadounidense Robert K. Merton quién en su libro Teoría social y estructura social dice al respecto:

“La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación, que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera».”

Por tanto, si un individuo está convencido de que una idea es real, al margen de que lo sea o no, actuará como si lo fuera e influirá en el mundo real.

A los conspiranoicos se les suele tratar de ingenuos, de mente infantil e inmadura, de tontos. Esto me parece especialmente injusto y muy poco productivo. En la línea de lo que sucedía hace años con las personas que habían caído en manos de alguna secta, como si esto fuese culpa suya por no haber sido más hábiles en detectarla. O también como se trataba no hace tanto a las personas que sufrían trastornos alimentarios, como si dejar de comer o comer en exceso (patológicamente) fuese una elección libre. Si como sociedad no aceptamos la naturaleza del fenómeno, no vamos a estar preparados para afrontarlo ni para encontrar soluciones. El conspiranoico es de alguna manera otra víctima.

En este sentido, los debates contra los conspiranoicos para demostrar que están equivocados, son del todo infructuosos, ese litigio para ganarles la batalla, termina por fomentar todavía más su sensación de aislamiento y de persecución, y magnífica el fenómeno jugando el rol de “enemigos” en su delirio.

Muchos son los temas que seguiré tratando en esta serie dedicada a la Conspiranoia, la relación entre esta y la cultura popular; series de televisión, películas, literatura, videojuegos, etc. El papel de los sistemas educativos para fomentar el espíritu crítico, la búsqueda de información, la formación en materias científicas; física, matemáticas, política, historia, etc. El papel de los medios de comunicación ...

Hasta ahora he pretendido, dar una pinceladas sobre qué es la conspiranoia, cuales son sus causas, sus efectos y cuales son sus actores, intentando aportar referencias y mostrando lo que diferentes expertos postulan sobre sus distintos componentes, así como tratando algunas de estas teorías de la conspiración a modo de ejemplo. No es objeto de este trabajo, desmentir, desprestigiar o desmontar sus discursos, más allá del caso en que esto permita afrontar y estudiar su naturaleza.

Aprovecho para dar las gracias a todas aquellas personas que me apoyan y me ayudan en este humilde trabajo, con su conocimiento. Personas que tienen una preparación profunda en sus materias y que saben mucho más que yo.

 

 

Escucha el podcast de la serie Conspiranoia, temporada 1, capítulo 15. "Discurso delirante, el idioma de la conspiranoia":

 

Este es un podcast de Cesc Fortuny i Fabré, de divulgación académica y científica sobre las teorías de la conspiración, así como sectas, estafas y pseudociencias. También brinda información sobre ingeniería social, y como protegerse de ella.

Este capítulo trata sobre el discurso delirante en relación con las teorías de la conspiración, y el uso de las metáforas, perteneciente a la serie dedicada a las teorías de la conspiración.

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Links del podcast:

 

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• El discurso psicótico:una visión multidisciplinaria desde la lingüística y la psiquiatría
• Creencia y delirio