Definición de ciencia y pseudociencia

Stephen Hawking

Debe quedar claro que entiendo aquí que el propósito de la ciencia es establecer leyes que reflejen los fenómenos que examinan, y también establecer marcos teóricos que expliquen los acontecimientos, y en este sentido poder hacer predicciones, lo cual permite explicar sucesos y anticiparse a ellos.

El proceso de conformación de dichas leyes y teorías exige la aplicación de un método riguroso, que es arduo, complejo y lento, a diferencia de la especulación no científica. En lugar de volver a insistir en que es y que no es la ciencia, te ruego que consultes este artículo que publiqué en la revísta La Náusea, y que perteneca a la serie "Radiografía de la Conspiranoia", una serie de artículos que también puedes consultar aquí, en este blog, en la sección Conspiranoia.

 

Aún así, y teniendo en cuenta que la verdad es un concepto abstracto, y que por tanto se trata de un ideal al cual nos acercamos o en todo caso traicionamos, como dice Mario Bunge, la ciencia es en este sentido más verdadera que cualquier modelo no científico que se conozca, es capaz de probar, sometiéndola a contraste empírico, esa pretensión de verdad, es capaz de descubrir sus propias deficiencias, y es capaz de corregirlas.

 

El experimento psicológico más importante que podríamos hacer debe comenzar con la construcción de un programa educativo basado en la evidencia, en la supresión de prejuicios y sesgos cognitivos en los niños y adolescentes en todos los países. Scott Lilienfeld 

 

A grandes rasgos, las especulaciones revestidas de un carácter ajeno a la ciencia no suelen formular interrogantes transparentes, sino más bien problemas para los que ya se tienen respuestas anticipadas, no proponen hipótesis ni explicaciones básicas y verificables, y para averiguar la verdad se valen de técnicas misteriosas, no se proponen hacer contrastes objetivos de sus tesis y eluden los estándares admitidos académicamente, sustituyen los argumentos estructurales con ilustraciones de sus concepciones y las evidencias estadísticas con anécdotas, las leyes que enuncian son especulativas y se definen a través de categorías difusas y elusivas, permiten la coexistencia de contradicciones internas en su propia formulación, y su carácter sectario no consiente las enmiendas que se podrían derivar de dichas contradicciones.

 

 

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Andrew_Wakefield_with_Justyna_Socha_Warsaw_2019.jpg

 

Pero hay una idea que me parece de vital importancia en todo esto, no basta con lo expuesto para definir una pseudociencia, y me acojo al Oxford American Dictionary en el que aparece una definición, ---Pseudociencia: cualquier conjunto de conocimientos, métodos, creencias o prácticas que, alegando ser científicas, en realidad no se rigen por el método científico.---

 

En la pseudociencia es usual encontrar una usurpación de términos científicos más o menos conocidos para designar, de forma tergiversada, supuestos objetos o fenómenos cuya existencia ni siquiera está comprobada. Se trata de dar apariencia científica a lo que no lo es, presentando las creencias como si fueran evidencias. No significa esto que siempre se haga a propósito o intencionadamente, sino más bien es consecuencia del desconocimiento acerca de la ciencia y su metodología. Se crea de esta manera una especie de subcultura marginal que pretende ser ciencia sin aplicar sus métodos, deformando los conceptos científicos, y es en este sentido que recibe su nombre “pseudociencia”. El término pseudociencia o seudociencia es un neologismo formado a partir de la raíz griega pseudo, falso, y la palabra latina ciencia, conocimiento.

 

Si en ciencia, de una observación que cristaliza en una idea se pasa a una hipótesis, de esta a un experimento formal y a un conjunto de leyes, resultados en forma de datos, predicciones etc., y a esto lo denominamos marco teórico, la pseudociencia obvia de forma intencionada o de manera inconsciente el experimento y sus consecuencias, saltando de la hipótesis a algún punto intermedio entre las leyes y la teoría. Esto la condena a no avanzar, o a hacerlo con una lentitud que la sentencia a la redundancia. La autocrítica es prácticamente nula a no ser para escindirse del “método” y poder fundar otro igual de dogmático.

 

Las suposiciones se convierten en “marcos teóricos” sin pasar por la relación ley/experimento. Pero estas suposiciones, al hacer abundante uso de la terminología científica en sus descripciones, pueden engañar fácilmente a cualquiera no familiarizado con el vocabulario científico. Así en el ámbito social prevalece una tendencia generalizada hacia la aceptación de creencias y prácticas pseudocientíficas. Este fenómeno está influido por unos procesos de enseñanza focalizados en una visión distorsionada de la ciencia, que es producto de no integrar los aspectos filosóficos, históricos y sociales a ella.

 

La difusión masiva de creencias pseudocientíficas a través de los medios de comunicación es un problema global. Una encuesta realizada en EEUU muestra que tres de cuatro estadounidenses creen como mínimo en una idea paranormal, tal y como publicó en 2005, David W. Moore de la Universidad de Princeton. Los medios no pueden ofrecer una cobertura equilibrada como si hubiera un enfrentamiento entre dos posturas contrapuestas que gozan de los mismos niveles de validez. Los periodistas deben conocer los métodos que emplean los pseudocientíficos para dar la falsa sensación de que su ideas son tan válidas como las teorías científicas aceptadas.

 

En el planteamiento pseudocientífico falta el control interno que da su sentido a la ciencia, la facultad de desechar una teoría cuando no se ajusta a los datos y a la metodología, y en última instancia a la realidad.

 

No necesariamente el corpus ideológico que da vida a una pseudociencia es totalmente falso, algunas ciencias actuales comenzaron como pseudociencias, otras se transformaron progresivamente en una ciencia, la medicina por ejemplo no ha completado esta evolución, esto facilita la existencia de medicinas alternativas, cultivadas por médicos formados en la medicina alopática. Por todo esto entre otras cosas, existe lo que se denomina la medicina basada en pruebas (MBE), es un enfoque dirigido al uso de pruebas científicas provenientes de investigación correctamente concebida y convenientemente llevada a cabo. Actualmente, todas las revistas médicas con factor de impacto alto, requieren metodología científica para su publicación, todas las sociedades médicas publican sus guías clínicas con niveles de recomendaciones basadas en la MBE.

 

Irving Langmuir, fue un ingeniero metalúrgico, químico y físico, estadounidense que ganó el premio Nobel de química en 1932, se refería a las pseudociencias llamándolas ciencias patológicas y estableció diversos puntos que las identifican:

1. El máximo efecto que se observa es producido por un agente causante de intensidad apenas detectable, y la magnitud del efecto es sustancialmente independiente de la intensidad de la causa.
2. El efecto es de una magnitud que permanece próxima al límite de lo detectable, es decir, que son necesarias muchas medidas debido a la baja significación estadística de los resultados.
3. Hay pretensiones de gran precisión.
4. Teorías fantásticas, contrarias a la experiencia.
5. Las críticas son afrontadas mediante excusas ad hoc, discurridas de repente.
6. La proporción entre defensores y críticos asciende a una cantidad próxima al 50 % y luego disminuye gradualmente al olvido.

 

 

Escucha el podcast Radiografia de la conspiranoia Temporada 1 – 1 Medicina basada en evidencia MBE:

 

Este es un podcast de Cesc Fortuny i Fabré, de divulgación académica y científica sobre las teorías de la conspiración, así como sectas, estafas y pseudociencias. También brinda información sobre ingeniería social, y como protegerse de ella. Este capítulo trata sobre la Medicina basada en evidencia MBE, perteneciente a la serie dedicada a las pseudociencias.

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