La Homeopatía como pseudociencia, y su supervivencia como teoría de la conspiración

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El motivo de incluir la homeopatía en un trabajo sobre la conspiranoia, se justifica por el hecho de que muchos terapeutas y empresas relacionados con ella, denuncian una suerte de conspiración por parte de las instituciones y la comunidad científica, para esconder los beneficios de la misma en pro de la industria farmacéutica. Se trata según ellos, de un complot que protege beneficios multimillonarios, y que condena a los pacientes a usar fármacos cuyos efectos secundarios son peligrosos. La homeopatía en cambio, promete salud sin efectos adversos.

Los principios de la homeopatía se basan en la administración de una substancia que provoca los mismos síntomas que pretende curar, un concepto que acuñó Samuel Hahnemann en 1800 y al que llamó Similia similibus curantur o ley de los similares. Hahnemann vivió en Meissen hasta los veinte años, estudió medicina en Leipzig y Viena. Obtuvo el doctorado en medicina con honores en la Universidad de Erlangen el 10 de agosto de 1779, con una tesis sobre el tratamiento de los calambres musculares. Empezó a practicar como médico en 1781. Poco después, se casó con Johanna Henriette Kuchler, con la que tuvo once hijos. Basó la homeopatía en varios conceptos, entre ellos que las enfermedades tienen causas espirituales además de físicas, que a mayor disolución de los principios activos, mayor es su efecto, o que una mentalidad negativa puede atraer hipotéticas entidades morbosas llamadas "miasmas" para invadir el cuerpo y producir los síntomas de las enfermedades.

La Alemania nazi estaba fascinada con la homeopatía, invirtiendo mucho tiempo y dinero en investigar sus supuestos efectos curativos no logrando ningún resultado positivo.

En la segunda mitad de los años 1970, la homeopatía resurgió y las ventas de algunas compañías homeopáticas se incrementaron diez veces. La industria farmacéutica reconoció el potencial comercial de vender remedios homeopáticos.

Los preparados homeopáticos suelen realizarse a base de sustancias tanto de origen natural como sintético; opio, óxido de arsénico, hormona tiroidea, cloruro de sodio, o veneno de serpiente cascabel entre otros. Además, se usan tratamientos llamados nosodes (del griego noso, enfermedad) hechos de material infectado, secreciones fecales, urinarias y respiratorias, sangre y tejidos. No comportan ningún peligro como veremos más adelante, pero nunca se ha conseguido demostrar ningún beneficio más allá de los que aporta el efecto placebo.

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Otros tratamientos homeopáticos son los denominados imponderables, que se originan a partir de radiación electromagnética, rayos X o luz solar que supuestamente se capturarían en el agua, alcohol o lactosa. En estas prácticas también se incluyen los llamados remedios de papel, en los que se escribe la sustancia y la disolución en piezas de papel y se guardan en el bolsillo del paciente o bajo vasos de agua que se le da a beber, además del uso de la radiónica para elaborar preparados.

La radiónica es la creencia de que las enfermedades pueden ser diagnosticadas y tratadas con ondas electromagnéticas. Fue inventada por Albert Abrams a principios del siglo XX, que se enriqueció alquilando máquinas radiónicas que diseñó el mismo. La Food and Drug Administration de los Estados Unidos no reconoce ningún uso médico legítimo para estos aparatos. Se trata de un método de “sanación” a distancia, que utiliza las facultades de percepción extra-sensorial del terapeuta. Funciona empleando las “radiaciones” que supuestamente emitirían determinadas formas geométricas y promete lograr el reequilibrio de la energía cósmica y telúrica.

En la producción de remedios homeopáticos se usa un proceso llamado dinamización y potenciación, en el que una sustancia es diluida y luego agitada vigorosamente y golpeada diez veces contra un cuerpo elástico, proceso que llaman sucusión. Hahnemann realizaba esto último contra una Biblia. Creía que la sucusión activaba la "energía vital" de la sustancia diluida y la hacía más fuerte.

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Comprender como funcionan las disoluciones, es crucial para entender la esencia misma de la homeopatía. Hahnemann creó un sistema própio de medidas y escalas para hacer sus disoluciones. Creyendo que contra más diluido más potente sería el remedio, usó casi siempre lo que él llamaba escala C. Una disolución 2C implicaría diluir una parte del principio activo en cien de agua (por ejemplo) y luego que una parte de esta disolución sea nuevamente diluida por cien partes de agua, quedando un preparado con una parte del principio activo cada 10.000 partes de agua. En mayores disoluciones, por ejemplo 6C, obtenemos una parte del principio activo en un billón de partes de agua. Disoluciones todavía mayores seguirían el mismo procedimiento. A menudo, el preparado final está tan diluido que es indistinguible del diluyente.

Hahnemann utilizó la disolución 30C la mayor parte de veces, o lo que es lo mismo, una disolución de 10 elevado a 60. Hay que tener en cuenta que el concepto moderno de átomo o molécula estaba empezando a ser estudiado y por tanto Hahnemann creía que podía diluir una substancia indefinidamente, hoy sabemos que esto no es posible, ya que la mayor disolución en la que se puede encontrar al menos una molécula del principio activo es 10 elevado a 24 o 12C en la escala de Hahnemann. Una analogía para visualizar la disolución 12C sería la de un puñado de sal en el océano Atlántico, A 12C, solution produced using sodium chloride (also called natrum muriaticum in homeopathy) is the equivalent of dissolving 0.36 mL of table salt, weighing about 0.77 g, into a volume of water the size of the Atlantic Ocean, since the volume of the Atlantic Ocean and its adjacent seas is 3.55×108 km3 or 3.55×1020 L: Emery KO, Uchupi E (1984), The geology of the Atlantic Ocean, Springer, ISBN 0-387-96032-5.

Un famoso remedio homeopático para la gripe se presenta en una disolución 200C de hígado de pato, comercializado bajo la marca Oscillococcinum de la empresa Boiron, una empresa que presume de haber facturado 25 millones de € en 2014. Teniendo en cuenta que existen alrededor de 10 elevado a 80 átomos en el universo observable, una disolución de una molécula en todo el universo sería de alrededor de 40C según la escala de Hahnemann. El Oscillococcinum necesitaría diez mil trescientos veinte universos para conservar una molécula en el producto final, Robert L. Park (2008), Superstition: Belief in the Age of Science, Princeton University Press, pp. 145-146, ISBN 0-691-13355-7.

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Boiron es una empresa de productos homeopáticos, fundada en 1932 que cotiza en Bolsa desde 1987, sus ingresos crecieron de 520 millones a 617 millones de € entre 2010 y 2017. En este periodo su beneficio neto mejoró un 81%, pasando de 43 a 78 millones y obteniendo una capitalización de 1.090 millones. En España es miembro de Farmaindustria, la patronal farmacéutica, y de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEPF). Los resultados operativos suponen el 20% de las ventas (en 2010 eran el 13%), un ratio alcanzado raras veces en el resto del sector farmacéutico.

En Reino Unido, después de una investigación en la que se concluyó que estos productos son ineficaces, el Servicio Nacional de Salud dejó de financiarlos, en Francia el Gobierno estudia si deja de reembolsar los productos homeopáticos, financiados en la actualidad en un 30%.

Algunos colegios médicos como el de Madrid o Las Palmas han cerrado las secciones de homeopatía. El informe de la Real Academia Nacional de Farmacia, dice que los productos homeopáticos son inútiles y suponen un riesgo para la salud. A su vez la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria advierte de que los principios que sustentan la homeopatía no son científicos.

La tolerancia ante estos productos por parte de la UE, se debe a la presión de las industrias que fabrican productos homeopáticos, que son industrias poderosas, y han logrado que Bruselas incluya un régimen especial para esos productos, tolerancia que ha sido favorecida por la idea de que al ser un placebo, sin efecto real sobre la salud, no pueden causar daño.

Estas empresas de productos homeopáticos, Boiron, Iberhome o Heel entre otras, siguen ejerciendo influencia sobre amplios sectores de la profesión médica, siendo habitual que sean invitadas a congresos profesionales. Por su parte, estas empresas suelen apoyar a distintas entidades e instituciones médicas y farmacéuticas con ayudas financieras. Varias Facultades de Farmacia y colegios farmacéuticos han recibido, según datos de Farmaindustria, donaciones diversas. También hay que contar con la buena acogida de la profesión farmacéutica, que estas empresas aprovechan para atribuirse credibilidad. Si los colegios de farmacéuticos están a favor de su venta, se debe a que se trata de productos que dejan un buen margen de beneficio. El hecho de que estas empresas estén en Farmaindustria les ha dado más credibilidad en el ámbito farmacéutico.

Escucha el podcast de la serie Conspiranoia, temporada 1, capítulo 14. "Samuel Hahnemann":

Este es un podcast de Cesc Fortuny i Fabré, de divulgación académica y científica sobre las teorías de la conspiración, así como sectas, estafas y pseudociencias. También brinda información sobre ingeniería social, y como protegerse de ella.

Este capítulo trata sobre el creador de la homeopatía Samuel Hahnemann y algunos experimentos y artículos que dejan constancia de la opinión de la comunidad científica sobre la eficacia de esta técnica, perteneciente a la serie dedicada a las teorias de la conspiración.

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Links del podcast:

Generalidades:

Estudios que evidencian la ineficacia de la homeopatía en diversos tratamientos:

Algunos remedios homeopáticos:

Otros estudios que coinciden en desestimar la efectividad de la homeopatía:

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