Como salir de una secta II

Guru

 

La manipulación también es utilizada para extraer dinero de los fieles. Algunos grupos piden a sus miembros que paguen el 10% de su salario mensual para cumplir con la voluntad de Dios. Algunos pagan más dinero del que pueden permitirse, porque su líder les asegura que su donación les será multiplicada por 10 o 100.

Cualquier especialista desaconseja reaccionar de manera agresiva o mostrar otra emoción que pueda desencadenar reacciones de autodefensa, ya que los miembros de esas sectas están mentalmente en otro plano. Mostrarse agresivo, dominante, imperativo, controlador, inquisitivo, no es un buen enfoque, ya que el adepto se pondrá a la defensiva y se puede cortar cualquier diálogo.

Las víctimas de estos abusos, si se sienten acorraladas, bloquean a sus conocidos en las redes sociales y cambian sus números de teléfono porque ya no quieren pasar por discusiones dolorosas. Esto debe evitarse a toda costa, ya que resulta imprescindible tener información lo más cercana posible. En lugar de confrontar a la persona, es mejor tratar de hablar con ella sobre sus sentimientos y actividades. Pero insisto que lo más sensato es acudir a las organizaciones de ayuda que existen en los diferentes países.

En pleno siglo XXI se manifiestan una diversidad de grupos coercitivos i/o sectarios tan enorme, que resulta muy difícil su identificación y también detectar su verdadero cometido. Pero hay un tipo de grupo que está claramente por encima en cuanto a popularidad y a éxito desde el punto de vista de la captación de adeptos y de la peligrosidad incluso para la salud de sus integrantes. Se trata de los grupos de pseudoterapias, en especial las pseudoterapias de tipo psicológico o de autorrealización. Dentro de la multitud de ofertas de este tipo de negocios, hay grupos que se han especializado en chamanismo, constelaciones familiares, conexiones con los ángeles, homeopatía, reiki, biomagnetismo, etc … y algunos de ellos empezaron ya hace tiempo a introducir el concepto de lo “cuántico”, sin comprender muy bien el significado de esa palabra, ni su origen. Todo aquello que es cuántico, y debido a la ignorancia del gran público sobre los fundamentos de la mecánicacuántica, es revestido de una mezcla entre mística y ciencia que hace las delicias de muchas personas, y hace volar la imaginación de los creadores de falsas terapias, y de los vendedores de humo.

Quiero recordar los ocho puntos de Robert Jay Lifton que ya he nombrado en otros artículos y a los que dediqué un podcast, para identificar a un grupo coercitivo.

Robert Jay Lifton, es un psiquiatra estadounidense que enseñó en la Escuela de Psiquiatría de Washington, la Universidad de Harvard y el Colegio de Justicia Criminal John Jay, donde participó en la creación del Centro de Estudios sobre la Violencia.

1. Control del entorno o del ámbito social: 

Se trata de controlar no sólo la comunicación del individuo con el exterior, todo lo que escucha, lee, experimenta y expresa, sino también la comunicación del individuo consigo mismo.

Los líderes creen que es necesaria esta política de control y no se esconden cuando la aplican al grupo, al contrario, poseedores exclusivos de la ''verdad '', ven como un deber la formación de un entorno donde sólo quepa esta, su “verdad”. El individuo, por su parte, suele ser consciente de la extensa cantidad de información que se encuentra en manos de las autoridades y su autonomía se ve extremadamente amenazada. Le es negada la información externa y la reflexión interna que todo el mundo necesita para crear y mantener una identidad propia en el ambiente en que se encuentra. Las personas se ven obligadas a polarizar entre lo real, que está representada por la ideología del grupo, y lo irreal, que es todo el resto.

El grupo ejerce control sobre dónde y cómo vive el adepto, además de con quién se relaciona, etc.

2. Manipulación mística:

Una vez hecho efectivo el control sobre el entorno social, el siguiente paso a seguir es proceder a una extensiva manipulación personal. Un aura mística rodea las instituciones manipuladoras (el partido, el gobierno o la organización), que toman el papel de conductores o guías, hacia la consecución de una ''causa superior''. Las instituciones se convierten en los agentes ''escogidos'' por la historia, por Dios o por fuerzas sobrenaturales, para llevar a cabo este imperativo místico. Cualquier pensamiento o acción que cuestione la causa superior es considerado algo inferior, egoísta y banal. En definitiva, un obstáculo para la consecución de la misión a cumplir.

El individuo responde psicológicamente a la manipulación a través de la polaridad confianza/desconfianza, y es entonces cuando se le exige la aceptación de la manipulación como base para la creación de una confianza plena. Para la persona que confía en las instituciones, la manipulación es bienvenida. Esta persona muestra fe en la causa superior y la hace suya. Para la persona que desconfía, la impotencia y la imposibilidad de escapar de las manos de fuerzas muy superiores hacen que intente adaptarse a estas. Sea cual sea su respuesta, el hecho palpable es que el individuo ve muy limitadas sus capacidades de expresarse por sí mismo y de actuar de manera independiente.

El líder o gurú ejerce una dominación carismática sobre los miembros del grupo. Se le considera una persona con unas cualidades extraordinarias, y por eso el adepto le debe fidelidad, admiración y obediencia. Existe la obligación de vivir de acuerdo y conforme a sus directrices para lograr la salvación o curación. Es el modelo al que el adepto ha de parecerse, a veces adoptando sus modales, su forma de vestir o de hablar.

3. Exigencia de pureza:

Toda experiencia mundana es vista como pura o impura. Sólo existe el bien o el mal absoluto. Por supuesto, el bien absoluto y la pureza son representados por aquellas ideas, sentimientos y acciones consistentes con la política y la ideología totalitaria del grupo coercitivo. Y para luchar contra las impurezas, el líder crea un mundo donde predominan los sentimientos de culpa y de vergüenza. Tanto el uno como el otro, inherentes en cualquier persona, se encuentran extremadamente sobrevalorados e incluso son objeto de competición. El individuo impuro debe sentirse culpable y avergonzado, compitiendo con los demás para demostrar que él es el que siente con más intensidad estas sensaciones.

Al adepto que ingresa en el grupo se le transmite que es un ser impuro y que, solamente viviendo conforme a la doctrina, logrará un día la curación o la salvación. En cambio, si no es obediente y fiel, al adepto se le convence de que será infeliz o nunca se curará. El adepto puede sentir explosiones de alegría cuando el líder o el grupo le hacen sentir bueno o aceptado. En cambio, sentirá gran culpa y vergüenza cada vez que no cumpla con las exigencias del grupo. Y como las exigencias no cesan, el adepto nunca llegará a ser lo suficientemente puro, de forma que vive sumido en una gran inestabilidad emocional.

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4. Culto a la confesión:

El grupo coercitivo muestra una especial obsesión con la confesión personal. El individuo se ve forzado a confesar faltas que no ha cometido y al mismo tiempo se convierte en responsable de haber cometido una serie pecados artificialmente creados. Todo ello en nombre de una cura impuesta por la manipulación del líder, que trata a la víctima como si fuera un enfermo que necesita ser tratado.

La confesión tiene varias implicaciones. En primer lugar, forma parte del proceso de purificación personal. La confesión es una especie de purga psicológica destinada a acabar con las impurezas. En segundo lugar, es un acto simbólico de rendición y de convergencia entre la persona y el entorno. Y por último, es una forma de mantener una cultura de exposición total, es decir, de hacer público todo lo posible sobre las experiencias vitales, los pensamientos y las pasiones de cada individuo, especialmente todo aquello considerado degradante.

El dominio privado de la mente y de sus productos, tanto la imaginación como la memoria, es considerado algo inmoral. Para el grupo el perfecto estado de ilustración en que se encuentra el líder, no permite la retención de ideas o de sentimientos personales.

Así pues, el grupo prevalece siempre sobre el individuo. El adepto ha de sacrificar sus propios deseos en pos de los intereses del grupo. Esto impide que tome decisiones críticas, generando una relación de dependencia y sumisión. No existe una razón legítima para abandonar el grupo. A los que se marchan les auguran un futuro terrible y se les trata de traidores, apartándolos, e ignorándolos, es decir, que para el grupo dejan de existir.

5. Sacralización de la ciencia:

En el grupo coercitivo, el dogma adquiere un aura divina y se convierte en la visión moral definitiva para regular la existencia humana. Es por eso que está totalmente prohibido poner en duda cualquiera de las asunciones básicas del mismo. Y no sólo eso, sino que también deben ser organizados actos de reverencia a los ''creadores de la palabra ', a ''portadores de la palabra'' y en la ''palabra misma''.

El líder presume de una absoluta precisión científica, pretendiendo así que su moral sea entendida también como ciencia definitiva. De esta manera, todo el que critica o abriga ideas alternativas no es sólo una persona inmoral, sino que también es contraria a los principios de la ciencia. Esto crea un estado donde todo aquel individuo que se siente atraído por ideas que contradicen o ignoran la doctrina del líder, tienda a sentirse culpable o avergonzado.

Especialmente en las sectas psicoterapéuticas, el líder o gurú se apoya en supuestas verdades y conocimientos científicos, que la mayoría de las veces son controvertidos, cuando no un batiburrillo de ideas pseudocientíficas, para dar credibilidad a su doctrina. Cuanto más inverificable sean estas supuestas verdades científicas, mejor. La doctrina debe ser aceptada, no comprendida. Su poder proviene de afirmar que hay unas pocas verdades que lo abarcan y lo explican todo.

6. La carga del lenguaje:

Otro de los elementos presentes en los grupos coercitivos, es el uso del lenguaje. Severamente afectado y dominado por una serie de ''clichés anti-pensamiento''. Frases breves, compactas y fáciles de memorizar y de expresar que reducen y comprimen los problemas y asuntos más complejos que afectan a las personas. Estas frases o términos se convierten en el inicio y el final de todo análisis ideológico.

Además de funcionar como abreviaciones, estos clichés son a la vez términos definitivos. Mientras unos términos adquieren un carácter divino y son representantes del bien absoluto, otros obtienen un carácter diabólico y representan el mal absoluto. Así, el lenguaje acaba convirtiéndose en el lenguaje del no pensamiento.

El lenguaje al servicio del grupo coercitivo, crea una sensación de constricción en el individuo, arrastrándolo a un entorno donde se encuentra severamente privado y limitado a la hora de hablar. Teniendo en cuenta que el lenguaje es una herramienta central de la experiencia humana, las capacidades del individuo para pensar y sentir quedan reducidas drásticamente.

El grupo dispone de su propio lenguaje, con numerosos términos propios, que solo los miembros comprenden. Esta jerga sirve, entre otras cosas, para simplificar la comprensión de la realidad. Cualquier problema que le surja a un adepto se podrá tratar recurriendo a un reducido número de conceptos. Siempre hay una frase hecha o un lema al cual se pueden reducir las preguntas más difíciles y complejas. No hay pregunta para la que el líder o el grupo no tengan una respuesta.

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7. Subordinación de la persona a la doctrina:

Otra característica es la subordinación de la experiencia humana a las demandas de la doctrina. Eventos históricos pasados son retrospectivamente alterados, totalmente reescritos o simplemente ignorados para hacerlos consistentes con la lógica del líder.

El grupo exige una remodelación del carácter y de la identidad del adepto para que encajen en los rígidos límites de la doctrina. Se asume que la doctrina es más válida, cierta y real que cualquier aspecto del carácter o de la experiencia humana.

En este entorno dominado por la doctrina, las personas que se ven forzadas a cambiar deben luchar contra su propio sentido de integridad. Una lucha donde predomina la polarización de los sentimientos de sinceridad y de insinceridad. El entorno pide al individuo una sinceridad absoluta. Ahora bien, esta sinceridad es entendida como una sumisión a las creencias de la doctrina y en sus directrices de cambio personal. Ser sincero significa creer de verdad. En algunos casos, especialmente en aquellas personas con una previa identidad fuerte, se puede mantener todavía una versión alternativa de la sinceridad (es decir, de la realidad), siendo capaces estas imaginar otro tipo de existencia.

Cuando se presenta un conflicto entre la doctrina oficial y lo que un individuo siente o experimenta, siempre debe prevalecer la doctrina, aún a costa de someter la propia razón. Cualquier incongruencia que se detecte se atribuirá a las imperfecciones del sujeto y a su falta de fe o virtudes, y no a la doctrina. El mero hecho de sentir dudas y percibir que existen contradicciones entre lo que las cosas deberían ser y en realidad son, se interpreta como una falta de pureza.

8. El poder de conceder o no la existencia:

En los grupos coercitivos, el líder dibuja una línea clara entre las personas que tienen derecho a la existencia y las que no poseen este derecho.

Al encontrarse fuera de la definición que el líder establece de los miembros del grupo, los profanos pierden en buena parte su condición de persona. Una condición que sólo puede ser recuperada a través de un cambio de actitud y de pensamiento que siga las pautas del proceso de conversión en el grupo y marcado por el líder, es decir que se conviertan en adeptos. En este contexto, el líder no solo posee el poder de conceder o no el derecho a la existencia, sino también la autoridad de dictar cuál es la verdadera y única existencia posible. Solo existe una forma de ser y de existir válida. Todas las demás son inválidas y falsas, y por tanto, deben ser erradicadas.

Para el individuo, el conflicto emocional es puramente existencial, un ''ser o no ser''. Es normal, pues, que este se sienta atraído a participar en la conversión, ya que ésta es la única manera de conseguir mantenerse en el camino de la existencia.

Se plantea una fuerte dicotomía en el mundo entre los buenos y los malos, los que están dentro y los que están fuera, los elegidos y los no elegidos, los fieles y los infieles. A los miembros de la secta se les hace sentir que forman parte de un cuerpo de élite. Esta fuente de narcisismo, hace sentir al miembro como alguien especial, que participa de los actos más importantes de la historia de la humanidad. Esta convicción mantiene a los adeptos ilusionados y dispuestos a sacrificarse por el grupo. A la vez, se demoniza a lo que es diferente al grupo. Siempre existe un malo, que canaliza y aúna todos los vicios que el grupo critica

 

 

 

Escucha el podcast de Radiografia de la conspiranoia Temporada 1, capítulo 10. Movimiento Osho, la primera secta bioterrorista de los EEUU:

 

Este es un podcast de Cesc Fortuny i Fabré, de divulgación académica y científica sobre las teorías de la conspiración, así como sectas, estafas y pseudociencias. También brinda información sobre ingeniería social, y como protegerse de ella.

Este capítulo trata sobre el movimiento Osho y sobre el ataque terrorista que perpetraron en el estado de Oregón. De la serie Sectas.

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Links del podcast:

Osho®, nueve y diez
Clipped From Longview Daily News
25 years after Rajneeshee commune collapsed, truth spills out
Experts draw distinctions between cults, religions